lunes, 15 de febrero de 2010

Creación conjunta y escalera


Cuando la noche caía
cantándole a los árboles
buscó su dueña la más roja espina al Sol.

Con el fin de no ser descubierta
se enlutó el rostro en soledad mundana.
En la soledad verde se amparaba.
Las manos frías haciéndole cosquillas a la rosa.
Ya nunca temía
si le pisaban la sombra
o le mordían las malas hierbas los pulmones.
Ya no ve las cosas,
sólo le canta a los robles
hasta pincharle los rayos al Sol
con la espina más roja.
( 8 )
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Fe:
Reza
eternos
sinsentido
aullándolos
dolorosamente.