miércoles, 11 de noviembre de 2009

Angel de Piedra

El olvido hace ecos. Retumba en el vacío, replicando al insistente chillido nocturno de los grillos con el fúnebre canto de un ruiseñor solitario.
Es tan solo una tumba donde algún día en el pasado, alguien fue a llorar, pero ahora no quedan más que malas hierbas, tan altas que casi cubren al ángel de piedra, desfigurado por la hiedra, que guarda en soledad, desde tiempos inmemoriales, el reposo del difunto.
Ya no hay nadie, parece repetir, con sus labios fríos de marmol abiertos en un silencioso grito de angustia, nadie que cruce la cerca. Ni siquiera un niño corriendo tras su pelota extraviada. Nadie que pueda romper el mudo llanto de lo eterno.

1 comentario:

  1. Leída me fijo en un detalle: la repetición de canto es un poco cacofónica. Quizá puedas cambiarla por otra palabra, o simplemente quitarla.

    Por lo demás está perfectamente insertada y me gusta mucho. No suena forzada y ese era el objetivo en mi opinión.

    Arturo tenía la misma combinación, quizá la lea el próximo día.
    Un saludo a todos.

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