miércoles, 20 de enero de 2010

La luz era tan fuerte que no se veían las caras en el aire. El cielo estaba especialmente claro esa noche.
Tan claro que se habían deshecho las sombras y el temblor de las estrellas, sólo había luz; y ella, en el centro como un faro solitario.
Lucían las farolas entre los edificios.
Pero ninguna lo hacía con su propia luminiscencia, como esos ojos vítreos y vacíos, como esa melena de guirnaldas relucientes, como su voz de relámpago inmediato y doloroso.

Éste se iluminaba en mi rostro cuando me acercaba a su ventana, al velo que ocultaba el titilar conjunto de nuestra existencia, la llama que iba a fundirnos a lo lejos en el amanecer más oscuro que recuerdo.

Apenas la rocé, porque la luz se traspasa y te traspasa; apenas la vi, poque la luz no se ve, sólo ilumina como iluminaba ella nuestro éxodo del parque, mi camino en la oscuridad y mi esperaza renaciente.
Apenas un par de segundos duró nuestra invisibilidad luminosa en el ambiente.

Y aunque no pueda volver a brillar, tengo esta oportunidad para darle las gracias.

[H&C]

Del trimestre pasado. El desarrollo conjunto e individual del texto como sabéis (Uno dice una frase, cada uno escribe la suya a continuación; posteriormente uno dice la suya, todos la anotan y escriben otra y así sucesivamente) Esta actividad y la de la china en el estanque son importantes para adquirir flexibilidad y compenetración, que es lo que necesitamos si queremos materializar lo de la historia. Así que las repetiremos bastante si estáis de acuerdo.

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